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No siempre lo «evidente» es lo que parece

A veces, lo “evidente” toma giros inesperados.

En 2014 estaba de turno cuando detuvieron a Marcial Berríos, prófugo por haber asesinado a un carabinero durante un asalto el año anterior. “Detuvieron” no es la palabra exacta, ya que tras enfrentarse a la PDI lo balearon, dejándolo como colador.

Recuerdo que por WhatsApp nos enviaron fotos del sujeto, tendido sobre el pasto, inerte y con el cuerpo totalmente bañado en sangre. Me apuré en publicar que lo habían matado. Era evidente.

Pero no murió (de hecho se recuperó lo suficiente para recibir una condena a cadena perpetua). Tuve que “revivirlo”, con la rectificación y humillación correspondiente.

Aquel episodio me dio una gran lección: lo peor que podemos hacer en periodismo es “asumir” las cosas en base a “evidencias”. Si bien siempre debemos atender los indicios, lo importante es lo confirmado. El resto es “evidencia circunstancial” y noticia en desarrollo.

Ayer, un chico cayó o fue empujado por Carabineros desde un puente hacia el río Mapocho durante una protesta. Los videos parecen “evidentes” sobre la responsabilidad de Carabineros y quizá lo sean. Mi interpretación -estrictamente personal- es que el policía se lanzó con demasiada fuerza contra el muchacho para agarrarlo, y acabó por empujarlo contra la baranda.

Eso no le quita responsabilidad en el hecho por negligencia en su actuar, pero si lo “empujó” con intencionalidad, es algo que difícilmente sabremos a estas alturas. Que al uniformado lo arrestaran este sábado es un paso para averiguarlo.

No. Las cosas no siempre son lo que parecen. Los montajes de la operación Huracán y del homicidio de Camilo Catrillanca nos enseñaron que Carabineros no siempre dice la verdad. Asimismo, las falsas acusaciones de torturas en el metro Baquedano y por parte de funcionarios de la PDI contra una mujer; además del asesinato de una fotógrafa que terminó siendo responsabilidad de un repartidor, nos enseñaron que las acusaciones contra ellos tampoco siempre son ciertas.

Muchos videos e imágenes que analizamos durante el estallido social también demostraron ser falsos pese a su aparente “evidencia”. Algunos no mostraban correctamente la situación o habían sido editados a conveniencia de los autores. Y mientras algunos eran verdaderos pero fueron groseramente malinterpretados, otros ayudaron a comprobar abusos contra los derechos humanos e incluso contra miembros del INDH.

Las partes interesadas en redes sociales y los medios irresponsables suelen adelantar juicios y dar por hecho las cosas en velocidad récord, antes de que opere la justicia o haya una mínima investigación. Tampoco reconocen el principio de inocencia, olvidando que en Chile una persona es inocente mientras no se pruebe judicialmente su culpabilidad.

En Dictadura, nuestro sistema penal era al revés: ante una acusación, se te consideraba culpable hasta que demostraras tu inocencia. Podías pasar meses en prisión antes de que se revisara si tu caso tenía algún mérito. No volvamos a esos tiempos.

No fomentemos la desinformación, pues esta sólo sirve de combustible para exaltar la violencia. Hoy es lo que menos necesitamos.

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